sábado, 13 de enero de 2018

Decir que el embarazo es una mierda es tabú.


Llevo unos meses queriendo retomar el blog porque últimamente siento que tengo mucho que expresar, pero por diferentes motivos aún no no lo había hecho. Hasta anoche, cuando tuve una conversación muy enriquecedora con una compañera maravillosa donde hablábamos de dudas, miedos y demás sobre embarazo y -posible- maternidad.

Estoy embarazada de seis meses. Durante estos meses tres mujeres de mi entorno se han quedado embarazadas. Para una no es su primer embarazo con lo cual lo está viviendo de una forma muy diferente. Para las otras dos y también para mi esto ha sido algo totalmente abrumador; también en el peor sentido de la palabra. No porque no lo hayamos deseado nunca, no porque no nos planteemos o nos veamos como madres, no porque no queramos. Pienso que en gran parte por lo idealizadas que están la maternidad y el embarazo y lo supuestamente idílico de ambas situaciones. Y mira, no, ni ideal ni idílico.

Contextualizo; mi embarazo ha sido buscado y deseado, tanto por mi parte como por parte de mi compañero. Tenemos un hogar donde puede criarse, una cierta estabilidad económica, (lo posible en este sistema podrido), una relación sana y estable y blabla, todas esas mierdas que se supone que hacen falta. Siempre, desde que tengo memoria me he visto en el futuro con piececitos por toda la casa y manos sucias por las paredes, siempre me han gustado las familias numerosas y he querido formar una. Aún así, cuando me enteré de que estaba embarazada entré en shock, temblé y lloré. Podría decir que fue de la felicidad pero no estoy segura de que fuera sólo eso. Fue más bien una mezcla de emociones, pero básicamente una. Pánico. 

Desde que estoy embarazada he dicho que la maternidad es el gran invento capitalista. Y la gente se ríe. A mi no me hace ninguna gracia, de verdad lo pienso. Me he quejado de molestias, de malestar, de dolor, de dudas, de miedos,...y la única respuesta que he obtenido es algo así como "anda ya, pero si es muy bonito!", mayoritariamente además de mujeres que han sido y/o son madres. Porque aún existe la creencia de que a todas las mujeres nos enriquece y nos realiza ser madre; porque es lo que hay que ser. Llegué a sentirme perdida, muy mal, pensando que algo fallaba en mi, que no estaba contenta ni radiante ni feliz como se tenía que estar (¿siendo un embarazo tan deseado cómo podía no estar feliz?) y dejé de compartir mis miedos por temor a volver a ser vetada, silenciada.

Con el paso de las semanas, de la autopedagogía, de leer y buscar y de compartir con hermanas sororas me he dado cuenta de que no estoy mal, nada en mi está mal y nada está mal cuando nos quedamos embarazadas y tenemos dudas y miedos de cualquier tipo. Y nada está mal si es lo que más deseabas en el planeta y ahora resulta que te arrepientes, -de forma definitiva o por horas- y nada está mal si no estás contenta ni feliz ni supuras purpurina por la piel ni vomitas arcoiris. No pasa nada. No eres menos mujer ni vas a ser peor madre si decides serlo. No eres un fallo del sistema; el fallo es el propio sistema y TODO lo que sientes es lícito y déjame decirte más, es normal.

Para mi el embarazo está siendo la peor etapa de mi vida, especialmente a nivel físico. He estado desde las 4 hasta las 14 semanas vomitando diariamente varias veces al día -a veces 6 y 7, que ya sólo sacaba babas y sangre del esfuerzo porque no me quedaba nada más en cuerpo-, he estado ingresada por deshidratación, he engordado muchísimo en pocas semanas lo cual se hace difícil de gestionar para el propio cuerpo y también para la mente, se me han roto fibras musculares por el rápido crecimiento del útero, sufro mareos como consecuencia de la anemia gestacional, retengo líquidos hasta en las pestañas, tengo sofocos y ahora mismo llevo varios días de reposo absoluto por una pequeña pérdida de sangre. Ahora mismo puedo agacharme y ponerme los calcetines y moverme con relativa normalidad, pero eso también deja de pasar en las últimas semanas. Y con todo eso no tengo ninguna patología que haga de mi embarazo algo fuera de lo normal.

Esa sintomatología, junto con mucha otra que yo no tengo pero muchas otras sí -hemorroides, estreñimiento, lumbalgia, hinchazón en los pies, pérdida de visión, etc- es lo normal. Ahora yo me pregunto, ¿Cómo coño es posible que se espere que con todos estos cambios naturales, repito sólo a nivel físico, vayamos a estar felices y relucientes? Por favor, ¡si yo los primeros meses sólo tenía ganas de morirme!

A niveles mental y emocional la cosa ya se dispara. Dan para 20 páginas cada uno. Lo más significativo es que los niveles de hormonas son centenares de veces más elevados de los normal, y que tus ciclos que ya conoces, respetas y amas de repente desaparecen y te conviertes en un ser que ni tu misma conoces; como para gestionarlo. En mi caso y en el caso de mi amiga y alma conectada, (gracias por estar y por ser, Adri) nos hemos vuelto unos auténticos seres llenos de mal humor y cinismo. Además puedes pasar de la alegría más extrema a la tristeza más miserable en segundos; literalmente en segundos. El humor es totalmente cambiante, las emociones negativas a veces te embargan tan fuerte que lo único que puedes hacer es llorar durante horas y desde luego -y esta parte a mi me encanta- dejas de poner filtros a nada de lo que dices. A la gente que nos rodea esto último no le gusta tanto, claro.

En un minuto puedes pasar de estar totalmente segura de que vas a ser y quieres ser una gran madre a preguntarte porqué y en qué momento se te ocurrió que podrías hacerlo; puedes pasar de desear tener a tu bebé en los brazos a plantearte si de verdad querías estar embarazada en un momento; puedes tener a la misma vez deseos de estar con tu bebé y alegría por saber que viene y estar sintiéndote egoísta por traerlx a este mundo. Y duele. Duele porque era lo que tú querías, porque es una vida dentro de ti que quieres que siga adelante y crezca y quieres acompañar a esa pequeña personita toda su vida y sientes que nunca has amado a nadie y nunca amarás a nadie así en toda tu vida y a la vez no tienes ganas de vivir todo eso. Aunque ames a tu bebé, porque lo amas. Porque puedo asegurar que amo más a mi cachorrx de lo que he amado nunca, que no sabía que se podía sentir algo tan grande y tan increíble, ¡y aún ni le he visto la cara! Y aún así dudas. Y nadie te o cuenta. Y te sientes mal, te sientes rota. Y no pasa nada, vuelvo a decirlo y vuelvo a remarcarlo; no pasa nada y NO TE PASA NADA. 

¿El embarazo tiene cosas buenas? Muchísimas, claro que sí. Claro que es maravilloso pensar y sentir que hay un ser humano creciendo y nutriéndose en todos los aspectos dentro de ti, ¡es que es muy fuerte! Es increíble cuando le hablas o en mi caso cuando le habla su papi y se pone a dar patadas como si no hubiera un mañana, vamos es que es brutalísimo, o cuando la gata se tumba en mi barriga a ronronear y el bebé se relaja y se duerme. Todo eso es inexplicable y si no lo has sentido en primera persona no te lo puedes ni imaginar (sí, ya sé que es el tópico, y también es verdad). Y también molan bastante el pelazo y las tetazas que se te ponen, para qué engañarnos. 

Pero esas cosas te las cuenta todo el mundo no hace falta que te las cuente yo. Puedes hablar con miles, millones de mujeres que hayan gestado, parido, amamantado y/o criado y te contarán todas las maravillas de los procesos, puedes leer revistas, artículos, redes sociales, puedes hablar con la frutera, la mecánica, la adjunta de física de tu uni, tu madre, tu suegra o tu vecina y todas te explicarán lo bonito y lo precioso y creerás que han vivido rodeadas de unicornios. Y nadie te suele contar lo malo, lo terrible, lo duro y lo peor. 

Evidentemente todas las vivencias y experiencias gestacionales son diferentes, únicas y válidas. Seguro que hay gestaciones maravillosas, llenas sólo de felicidad y de bienestar y donde te sientes bien y te gusta la vida y adoras mirarte al espejo y te sientes radiante. Y seguro que hay embarazos no buscados que se viven felices, ni siquiera tenías que estar buscando la maternidad para tener un proceso de embarazo lleno de dicha. Eso lo sabemos. Eso es lo que forma y conforma la cultura. Y también hay gestaciones deseadas que se convierten en una mierda y se viven con desajustes emocionales, dudas, tristeza, llantos de todo tipo, enfados y malestares. Y eso también es normal y válido, tan válido como cualquier otra vivencia. No quiero deslegitimar ninguna experiencia, sino remarcar que estas ultimas también son normales, que no estamos solas y que es importante, si no imprescindible, visibilizarlas y normalizarlas. 

Fuerza y ánimo diosas creadoras.